sábado, 18 de mayo de 2013

MORDISCOS Y MANDARINAS

Todo empezó en el metro.En un transbordo. Delante de mi (ahora no sé si este "mi" se acentúa o no), en las escaleras automáticas, iba un tipo negro grandote y serio. Era perfecto para el papel de guardaespaldas no muy avispado pero supercachas, que se enfrenta al guardaespaldas super listo (y siempre con un profundo trauma en su pasado) que pesa la mitad y mide la mitad que él. El guardaespaldas listo y pequeñín (Kevin Costner, por ejemplo) siempre le gana, porque usa la cabeza y no la fuerza bruta.
Nuestro anónimo amigo negro del metro también era ideal para el papel de boxeador malote enfadado con el mundo que no tiene respeto por nadie y quiere matar a Rocky en el ring, que está muy asustado porque el negro malote está diez veces más cachas que él y tiene una mirada asesina llena de odio, mientras que la de Rocky sólo refleja bondad (Adriaaaaaan... te quieroooooo). Rocky siempre vence. Cuando tiene todos los ojos hinchados, los labios sangrando y el hígado destrozado a golpes recuerda algún consejo que le dio su entrenador, justo antes de morir, y lanza ese golpe casi mortal que deja al negro KO, pese a ser casi el primero que recibe en todo el combate.
Vale.Basta de cine. Ya os habéis hecho una idea de cómo es el hombre negro que me ha obligado a escribir este post, verdad ? Ahora empieza la historia.

Resulta que nuestro grandullón, en medio de las escaleras mecánicas, ha sacado de su bolsillo... una mandarina ! Eso me ha llevado a preguntarme qué tipo de cosas lleva la gente en los bolsillos, y si esas cosas pueden definirnos. Eso será otra entrada. Lo que realmente me ha dejado flipado ha sido lo que pasó después. El tiparrón peló la mandarina con sus grandes manos, guardándose las peladuras en sus bolsillos.Chico limpio y cívico. A continuación... le dio un enorme mordisco a su mandarina. Sí. Un mordisco. Grande, como toda su mandíbula. Se zampó un tercio de la mandarina. Ahí es donde flipé y me di cuenta que yo jamás de los jamases me había comido así una mandarina.

Yo la despiezo, gajo a gajo, y me los como uno a uno.E incluso puedo darle dos o tres mordicos al mismo gajo.Y no es que yo suela comer despacito ni poco a poco, más bien todo lo contrario pero... darle un mordisco enorme a una mandarina, llevándome conmigo partes de varios gajos ?

Por favor, decidme vía twitter (@jorditunon) cómo os coméis las mandarinas.Me quedaré más tranquilo si sé que no soy el único que jamás, pero JAMÁS, le ha dado un super mordisco a una mandarina intacta y acabada de pelar.

Entonces me he puesto a pensar en que quizá la vida sea una mandarina. Y las cosas buenas y malas que nos pasan estén repartidas por cada uno de los trozos que la forman. A menudo le quito algunos de esos hilitos blancos a las mandarinas. Es absurdo por que terminas comiéndote muchos "hilos blancos" igualmente. Y no saben a nada, ni te fastidian el sabor de la mandarina. Pero si hay alguno muy grande o largo o medio desprendido, se lo quito antes de comérmela. También lo hacéis ?

¿ Y si el secreto está en no preguntarnos demasiado qué hemos de apartar y qué hemos de comer ? ¿ Y si la felicidad consiste en dar mordicos muy grandes, que acaparen en un solo bocado muchos trozos de la vida, en vez de irla desmenuzando poco a poco?

A veces, en un trozo de mandarina, hay una de esas pepitas tan desagradables de tener en la boca. Si muerdes a lo bestia la mandarina, llevándote varios trozos a la vez, corres más riesgo de toparte con una de esas pepitas, pero, a la vez, quizá el sabor de la pepita maldita quede disimulado por los otros dos o tres trozos sin pepita que también has mordido. Si vas comiendo trozo a trozo, gajo a gajo, y sólo hay una o dos pepitas en toda la mandarina, tienes menos posibilidades de zampártela. Pero... si resulta que el trozo que pillas es el de la pepita, toooodo el bocado habrá sido un fracaso absoluto !

¿ Cuándo hemos de enfrentarnos a la vida a mordisquitos y cuándo a dentelladas ? Quizá si algún hada madrina nos diera una pista cada mañana, todo iría mejor. Que se nos aparezca un segundo cuando abramos los ojos y sólo nos susurre un par de palabras al oído. "Buenos días Jordi. Hoy mordisquitos".O... "buenos días Jordi. Hoy dentelladas". Y nosotros lo aplicamos a cualquier reunión de trabajo, cita amorosa, encuentro sexual o reunión de amigos.

Es muy complicada la mandarina. Digo... la vida.

Que os aproveche !